Son dos órganos cuya función es la producción de
espermatozoides. Se encuentran suspendidos en un saco externo formado por la
piel, denominado escroto. La función del escroto es mantener a los
testículos en un medio más frío que el del interior de la cavidad
abdominal. Para que los espermatozoides se produzcan normalmente se
requiere de una temperatura 30°C menor que la temperatura corporal (37°C).
En el interior de los testículos existen unos 250 lóbulos o
compartimentos, que contienen unos delgados tubos muy enrollados y apretados
llamados túbulos seminíferos. Cada túbulo seminífero tiene un
diámetro extremadamente pequeño y mide aproximadamente unos 80 centímetros de
longitud. Son las estructuras específicas en que se producen los
espermatozoides dentro del testículo.
Funcionamiento de los testículos. En el interior de
los testículos y más exactamente en los túbulos seminíferos, se produce la hormona
testosterona. Esta hormona determina las denominadas características
sexuales secundarias, y que son:
Crecimiento de la estructura del esqueleto. Es
común observar en los varones, alrededor de los 12 años, un aumento importante
de su estatura. Esto se debe al crecimiento de los huesos por el aumento
del tejido óseo que provocan la acción de la hormona del crecimiento o somatotrofina y
la testosterona.
Se produce también un ensanchamiento de los
hombros que dan la apariencia de un cuerpo más robusto que el de la mujer.
Los huesos del cráneo también crecen y provocan el
crecimiento de la nariz, de la mandíbula y de la frente; la cara, en su
conjunto, se ve más alargada en comparación con la redondeada que tenía el
niño.
Desarrollo de la musculatura. El varón
experimenta un aumento importante de su volumen corporal, debido al desarrollo
de los músculos, más notorio en la zona pectoral y abdominal, en los bíceps y
en las piernas.
Cambios en el tono de la voz. La voz cambia de
un tono agudo a otro más grave, por la maduración de la laringe y de las
cuerdas vocales. En este período de cambio, es frecuente que aparezcan los
conocidos "gallitos", porque el tono de la voz sube y baja
involuntariamente mientras se está hablando. El desarrollo de la laringe es más
notorio en los hombres porque se produce además un abultamiento en la zona
delantera del cuello, que da origen a la llamada, comúnmente, "manzana de
Adán", tan característica en los varones.
Cambios en la piel y en la distribución del vello. La
piel del adolescente varón va engrosando, aumenta la actividad de las glándulas
sebáceas y, como consecuencia, aparecen las llamadas "espinillas" y
el característico acné juvenil. Estas erupciones desaparecerán
cuando el cuerpo se adapte a los cambios hormonales, originados por una mayor
producción de testosterona. Aparece también abundante vellosidad en zonas
del cuerpo del varón donde antes no existía: el vello facial (bigote y barba)
que da la oportunidad de comenzar a afeitarse; vello en el resto del cuerpo,
especialmente en las piernas, región pectoral y, más abundante, en las axilas y
en la zona púbica.
La extirpación de los testículos en la pubertad hace que
no se desarrollen ninguna de las características sexuales secundarias en el
varón (Eunucoidismo), ya que se extrae la fuente de testosterona del individuo,
además no existe la producción de espermios por lo que el individuo queda
infértil.
Regulación hormonal. El funcionamiento de los
testículos está controlado por una glándula cuyo nombre es adenohipófisis. Esta
glándula ubicada en la base del cerebro, produce dos hormonas: la hormona
folículo estimulante (HFE), que regula la producción de espermatozoides y
la hormona luteinizante (HL) que controla la producción de la
testosterona.
La producción de espermatozoides en el hombre está
regulada por la acción de hormonas, que se mantiene constante desde la pubertad
hasta la edad adulta.
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